ESCENAS REDUNDANTES
Un niño –resortera en mano– contra un pájaro.
Aplica para violaciones,
explotaciones,
destierros.
A reventar el vuelo le llamamos inocencia.
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EL ROSTRO EN RUINAS DE LA RABIA
Este es el rostro en ruinas de la rabia,
construido con los desechos del grito que se ahoga
en la almohada después del hambre.
Si hay almohada. Si hay agua para el hambre.
Este es el rostro en ruinas de la rabia,
harto de que la vida se parezca tanto a la muerte,
en esta esquina soberbia del mundo,
cosido en el círculo de las derrotas cotidianas:
carencias y sobras.
Este es el rostro en ruinas de la rabia,
lucro de la risa del funcionario abriendo la ceremonia del despojo
que se lleva la tierra y carga de silencio al duelo.
Luto callado que ya no cabe en este rostro.
Alarido.
Este es el rostro en ruinas de la rabia
Agrietado, deforme,
gritando por las uñas, grito de sangre.
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QUIERO ESCRIBIR UN POEMA QUE HABLE DEL CANSANCIO
Multitud de ojos y de manos tienen los espejos, pero
fallan en el trabajo de esculpir los cuerpos.
Todo queda en el piso de las habitaciones.
Astillas, esquinas, retazos,
¿A dónde va la sobra que somos?
Digo, y si no va a ninguna parte
¿Quién acompaña la soledad de nuestros bordes?
El estatismo de los cortes olvidados en el piso
no cabe en los cajones
y un día,
la rancia insistencia de botarnos inventará un derramamiento.