ROCÍO GÓMEZ PEÑA

NOSOTRAS, LAS MUJERES

Vamos a gritarle al viento
con nuestro ombligo de hembra de delfín,
tan salvajemente desnudas
que se nos vea el color de los pulmones,
mirad cómo hemos aprendido a caminar también por vuestro infierno,
porque venimos de la guitarra clandestina,
del dulce pezón de una mujer,
del aullido del agnóstico,
del fin de la guerra,
de la orgía de lenguas de Joplin, Arendt y Beauvoir
de la resurrección de los libros,
y del pecho roto de la amazona.

Todos han salido de sus casas,
para vernos las clavículas y el pelo suelto,
que es el tacto de la libertad.
Empuña el alma blanca de nuestra generación
y señala al cielo,
o a la isla de Ipanema,
allí nos iremos a ganarle al tiempo
con poesía.

**

MORNING AFTER PILL, DIÁLOGO ROMPEHUESOS

Desde que ha hecho de mi espalda desierto
en el que soltar
sus traviesos pececillos.
Desde entonces lo llevo pensando.
Es más fácil evitar el tema,
hacer una fugaz e incómoda visita a la farmacia
en solitario.
Una.
Yo.
Luego.

Huele a café.
Anoche la impaciencia le ganó dos a cero a que sin condón.
La sacó justo a tiempo
y yo no saco el tema.
Delante de mí un desayuno continental.

Joder, 35 pavos de polvo.
Esta semana lechuga.
¿Y el aborto?
Aquí ilegal.

Se me cae
de repente
un niño
de espuma
a los brazos.

Empieza la mente con sus malas pasadas.

Qué mal me debe sentar
la postura de la inconsciencia
sobre la camilla clandestina,
qué mal el miedo inyecto en anestesia
sobre una mesa de quirófano.

¿Y si me despierto
con el sonido de acero de la papelera?
Ha habido desperdicios.
Un no-niño muerto.

Llevaría el pelo revuelto de una sensación muy rara.
Olería la soledad a desinfectante.
Me gustaría decir «ha sido fácil”.
Me gustaría decir…

Es que a mis 27 años
no quiero ser madre.
No sé si quiero ser madre
mi querido Estado
al que tanto le gusta
emparejar.
Porque tiene beneficios
el número dos en España.

Par,
dos.
PP.
Van de la mano.

Deben estar paseando por El Retiro
perfectas familias,
familias normales.
La mujer con su vagina avergonzada y avergonzante
y el hombre con su gran pene incontenible.
Juegan con sus tablets los niños accidente,
deseados sólo con el paso del tiempo.

Y es que no quiero ser madre.
No sé si quiero ser madre.
Y no por eso estoy perdida.
Es mi rumbo el que me pisa los talones.

Míranos,

dos irresponsables
comiendo salchichas,
huevos,
alubias
y crema de patatas
a las 11 de la mañana.

Todavía me callo.

¿me callo?
No, no me callo,

Desde el sillón de cuero marrón,
al fin responde

––Es cuestión de suerte. Ahora ya me dejas rallado.

y fin de la cita.

Espera, espera
¿ha dicho suerte?

Otro gilipollas.
Otro más.

Otro.

Estoy en la farmacia.
Una.
Sola.
Yo.
Alguien me dice: ¿te puedo hacer unas preguntas?

¿Y si lo soy, qué?
¿Qué demonios le pasa al mundo con el cuerpo de la mujer
que le tiene tanto miedo?
Nos queda muy pequeño todavía el Siglo XXI, compañeras.

Palos de escoba
sobrevuelan la salita color blanco hoguera
a la que me han invitado amablemente a pasar.
Yo entre folletos de ITS.
Gonorrea,
sífilis,
papiloma,
herpes vaginal,
VIH.

Un rinoceronte azul me anda acechando.

Aparece al fin la joya de la corona
en formato vaso de plástico

–– Aquí tiene su bomba hormonal.

Paso por caja.

Lechuga.
Lechuga.
Lechuga.

Anuncian los diarios que
anoche cedió el tiempo
en un vis a vis
para consentir
que dos cuerpos se quisieran,
que esta mañana,

todavía con el recuerdo de lo salvaje,
pero quebrantes a la luz,
ya habían desaprendido
a mirarse.

Y si follamos dos,
sólo ha sido mía la inconsciencia.
Mío sólo este diálogo rompehuesos,
míos los efectos secundarios,
mía la visita a la farmacia,
y sólo para mí,
el juicio en los ojos de aquella señorita.

Y en cuanto a los 35 o los 700 euros,
haré un crowdfunding entre todas mis amigas,
porque “si cada una de ellas me diera una peseta”.
Ya qué más da,
o no.

Él ahora debe estar pedaleando por la sierra,
quizá,
acordándose de su suerte.

Otro gilipollas más.
Otro más.

Otro.

**

DESARRAIGO

Con el pene
pone el hombre
a Dios
en evidencia
cada vez que se masturba.

Y ¿acaso ella necesita
dejarse a solas
con las manos?

En venta el paraíso
por exceso
de fruta podrida.

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK