ISABEL PÉREZ MONTALBÁN

GRECIA EN EL CORAZÓN

Otra vez alemanes con distinto uniforme
en cuello ajeno aprietan su corbata,
revuelven documentos, ocupan edificios,
ensucian la lengua de Homero
con bestias ecuaciones financieras,
mientras los niños griegos se desmayan del hambre
y hay hombres que se cuelgan en cipreses
enfrente de los dioses impertérritos.
Y así todas las piedras del templo Partenón
hincan sus jónicas rodillas,
humillan sus dóricas frentes,
y del monte descienden a la plaza Sintagma
para con su dureza apuntalar
la terrible pancarta del dolor.
Pero en la lágrima la espada,
pero en la herida la Odisea,
pero en el plato el alarido
y la sal toda del Egeo.
Y en cada ruina muchedumbre
y en cada yo la torrentera
y en cada mano una partícula
de heleno polvo que restaure
la democracia de Pericles
y el honor ultrajado de Aristóteles.

**

CHERNÓBYL

Como el árbol tan solo de una estepa
que va dejándose morir de amor,
como mujer yacente tras los golpes
y astronauta perdido en polvo cósmico.
Como la noria quieta de Chernóbyl.
Como un niño pregunta por el tapón del mar
y un techo de uralita sueña tejas de barro
y un arquitecto escala el viento con su lápiz
para que vivan altos los deseos.
Como muñeca herida de Chernóbyl.
Como el joven suicida mientras cae al vacío
y el migrante tan lejos recuerda todavía
el calor del brasero que alumbraba su casa.
Y bosque rojo uranio grafito boro ardiendo.
Como icono quemado de Chernóbyl
Y charco radiactivo de Chernóbyl
y cine abandonado de Chernóbyl
y una grieta en la tumba de Chernóbyl,
así la soledad que pierde el norte
y nos mata, nos muere lentamente.
Así la soledad.

**

DIVINA POESÍA

Ya no quiero metáforas, metonimias ni símiles,
ni poetas de patio de butacas.
Prefiero una pradera
de repentinas amapolas
en punto de marchitez permanente,
tan rojas que parezcan
espectro puntillista de la sangre,
pintura en las pancartas de vanguardia.
Reniego de este cielo de mentira,
del edén de mentira con su Adán emboscado,
más abstracto al fin que figurativo
y más cerca de dios que de los hombres.
La metáfora es trampa que oculta el hambre, el llanto,
el sufrimiento a secas
y un nido muy pequeño de blanquísimas plumas
que escrituran mentiras en el nombre del arte,
como esa nieve al óleo de la fingida nieve
que en las manos de un niño
se derrite ya igual que el Polo Norte:
un polo de limón sin colorante.

**

APOLÍTICO

No te engañes, no luches.
No orientes la lágrima al corral de los mártires.
No confíes al tacto los pétalos recientes.
No enjaules a los buitres financieros.
No condenes tu boca a la protesta.
No te engañes, no luches.
Acude a los cocteles. Escucha seriamente
el chismorreo que intercambian
entre cuellos el oro y los diamantes.
Que la sangre se detenga en tu sienes
y retroceda el pensamiento
y anide la locura o la inopia
entre las neuronas charlando.
Que la belleza se enfangue en el burdel
de la coca, el alcohol, las sábanas del prólogo.
Y en los versos muy buenos sin sustancia.
Ausculta ya la hora de rendirse.
Arrodíllate, utopía, ante el César.
Decapita el poema, la esperanza sabática.
Deslúmbrate en sonrisas que nos valen
más de un millón de dólares sex symbol.
Esquiva tantas lágrimas que suman
menos que menos da una piedra.
No te engañes, no luches.
Se tasa así la vida, en sonrisas y lágrimas.

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