ROSA M. MARTÍN

Y así se cuenta en la biblia, en el principio dios se hizo verbo. Dios, el gran narrador.

Dicen los vestigios, los restos de huesos, los hallazgos del desierto de Nataruk:

Los combatientes de la primera batalla de la humanidad condenaron al grupo enemigo a la extinción. Mataron a las mujeres embarazadas, raptaron y violaron a las supervivientes.

Ya desde el origen el gran narrador reescribió la historia.

El paraíso
donde gozaba el hombre-dios de status de dios, de placeres de dios, en el reino de los relatos de dios.
Hasta la llegada de Lili, hasta la llegada de Eva, hasta la llegada de ellas, de nosotras.

Y dijo dios en el relato de la expulsión del paraíso
pariréis con dolor, pariréis con dolor, pariréis con dolor
porque soy dios el gran narrador y puntúo los relatos
porque soy dios el gran narrador
y mi hijo es el hombre-dios.

Y dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.
A su imagen y semejanza.
Perfecto y sin mancha.
El hombre-dios.
Que habitaba en el paraíso, el jardín del Edén, el país de las maravillas lleno de maravillas, creado por dios, el gran narrador.

Los primeros vestigios de la humanidad señalan que el mundo era una sucesión de masacres, carnicería tras carnicería, rituales caníbales,  brutalidad y violencia.

La reescritura de dios, la reescritura de las escrituras, las reescrituras de las reescrituras de las reescrituras.

Botín de guerra
Esclava sexual
Edén
Paraíso

Hay que matar a dios, el gran narrador.
Hay que aniquilar al hijo, el hombre-dios.

Dejad que la sangre corra por vuestras piernas.
Que el diluvio universal sea tormenta de sangre.
Hay que matar a dios, el gran narrador.
Más poderosa que la espada es la sangre de los partos.
Bañaos en la sangre histórica de todos los partos.
La sangre de todos los partos.
Teñid el mundo en la sangre escarlata de todos los partos.

Y Dios creó a la mujer como un subproducto
Subproducto.
Su imperfección destruyó el paraíso, mancilló al hombre-dios, que perdió los atributos de hombre-dios.
Culpable
Culpable para la eternidad
Culpable

Volved
Volved a la batalla primigenia.
Negad la concepción al opresor
Menstruad
Menstruad
Menstruad
Negad la concepción al opresor

Y si nada de esto fuera posible matad a vuestros hijos, matad a vuestras hijas.

**

La araña tejedora escupe espuma de sangre
células irrompibles que construyen
muros de soledad, devastación, hambre.

CELDAS compartimentadas
cárceles de humedad y oscuridad
erigidas con los hilos apolillados
de colores desvaídos
que arrancan de los anales del tiempo.

ESPACIOS de artificio
impuestos
constriñentes
invasivos
telas pegajosas que atrapan el libre albedrío
fronteras de la opresión
retículas.

En su interior espejos, tareas, cuerpos femeninos, vestidos viejos, cocinas destartaladas, juguetes, cunas infantiles, aceites, falos de mármol, sillas de madera y de metal.

SED.

Va a dar comienzo la orgía de la carne
VENID, VENID
Sentaos a la mesa
Todas estáis invitadas
Hay que devorar al padre.

**

Me he dejado llevar por la pereza, y por eso me acuso.
Me acuso no ante dios ni los prelados ni los guardianes de las normas
sino ante vosotras que sabéis bien de lo que hablo.
Me acuso de comisión por dejadez, por inacción, por omisión
por desidia,
y es que me he dejado arrastrar por la pereza,
de cuajo arrancó las raíces con sus caricias de corteza agrisada.

En el estrado de los espacios cimentados en la jungla de los tópicos
las palabras esparcen, fermentan, saquean, me devoran,
descomponen firmes convicciones con fuerza caprichosa.
El flujo constante de los signos acompaña a mi pesar los diálogos internos.

Me acuso del genésis
no del universo, ni del mundo vegetal, ni de la materia orgánica, ni de los pequeños seres,
ni de las urbes hormigonadas
ni de los discursos entrecomillados
ni de las perspectivas intrincadas
ni de la actividad reproductiva
deseada, no deseada.

Me acuso de sustentar entre carencias
una fantasía perturbadora
que carece de carne
que rebrota con el roce de manos secas
que es zumo de limones
que tiene el regusto agridulce de las endrinas

en ese bosque encantado donde se desangran las hadas
donde de los manantiales surten aguas fecales
donde la vulgaridad deja a la vista hileras de esqueletos con sus ramas transgénicas
y las flores son llagas

y es que me he dejado arrastrar por la pereza
y por eso me acuso ante vosotras que sabéis bien de lo que hablo.

**

Los buitres se agachan en corro en un despliegue de tácticas excluyentes
ilustran fantasías caducas con imágenes en apariencia amables, inocuas, incluso hermosas,
olores de carne putrefacta emanan de las metáforas,
enmascaran ansias de sangre, obtienen carroña, a veces ni despojos,
son bestias en extinción
bazofia
podridos momentos de la historia.

Soy el ángel exterminador de alas blancas recubiertas en teflón
acumulo la fuerza del origen del universo
en la forja cientos de miles de espadas
os buscaré
es necesaria vuestra fuerza
nuestra comunión
compartiré las estrategias y las ganas
y no me tiembla el pulso
no me tiembla el pulso.

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