MARÍA ELOY-GARCÍA

el señor garcía

Aquí estoy yo plantada a todo querer por las ventanas, que son siempre un homenaje al asomarse; mirando adentro al hombre tibio camiseta y cadena haciendo el desayuno. Como todos, pensando lo que todos: flaco el detenerse, gordo el exponer sus opiniones remedadas de la radio, el eco suspendido en la garganta; mirándose los lipomas, subido en el estrés como en un windsurf hacia la   orilla del precipitarse. Señor garcía todos los asuntos son siempre previamente trazados en las regiones del aire, señor garcía mírese bien en la plenitud de su fitness, en la carrera inmediata. Es usted un producto liquidado en la soberanía del ansia. Deténgase y mire la delgada privacidad que son los otros, dese prisa en el interior de la prisa y compre acciones de vacío. Señor garcía, sabemos que su calva protocancerígena es la pista de aterrizaje para ideas transeúntes. Qué triste es el huevo de su desayuno, lo único que le queda a lo continental. Por lo demás, todo es agujero, cuídese cuando salga a la calle porque está lleno de traiciones este vivir en una realidad-terapia. Desengáñese garcía, no es usted nadie que interese, pero si lo piensa ¿hay algo mejor en este mundo que no tener sobre los hombros la responsabilidad de ser alguien? Simplemente sea garcía, mire por su ventana a todo querer la psicosis de lo que sucede, abísmese en lo que sepa y déjese llevar por el lejano sonido que promete el dorado de sus dos tostadas recién hechas.

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DISCURSO DOS

Vamos a hacer el cambio, vamos a travestirnos de albañiles con interior de señora piropeada o vamos a travestirnos de señoras que tramitan su enfoscado. Vamos a travestirnos de marica que arde con toda su misoginia dentro. Vamos a travestirnos de cicatriz, para llevar el interior grapado. Disfracémonos de vocal para hacerle la jugada al texto, digamos qué pene más grande tengo, o digamos que vendemos un producto a través del spam que estira la pena, para ustedes señores grandes dosis de pena entre las piernas. Travistámonos de prisa para decir lentas palabras, travistámonos de lo ignoto para llevar dentro la noticia. Travistámonos de abismo con interior de tierra llana, con interior de lluvia y de rayito de sol, seamos la tristeza en sí con un abrigo de pelo, seamos el estampado feliz en el vestido de una diosa. Podemos serlo todo, ¿por qué no serlo todo? Mientras la ciencia saca el metro para solucionar las grandes preguntas, el arte disfrazado de mito ensaya las grandes respuestas. Así, travestidos de tierra, vamos a llevar en el interior un supercielo de estrellas.

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CLASIFICACIÓN DE INSTRUMENTOS

Hay muchos tipos de instrumentos, instrumentos que hacen el soniquete de vivir: instrumentos de viento como la tetera, instrumentos de cuerda como los que tañe el mosquetón del alpinista, instrumentos de percusión como los cubiertos sobre el plato lleno de alubias; hay instrumentos que son la banda sonora de sufrir: instrumentos de viento como el suspiro del que faena, instrumentos de cuerda como los del árbol de un ahorcado, instrumentos de percusión como los dedos del que duda sobre la mesa del interventor; hay instrumentos para pensarse libre: instrumentos de viento como decir viento, instrumentos de cuerda como amarrar barcos inmensos, instrumentos de percusión como el roce de un dedo. Pero también están los instrumentos que suenan al puro asco: instrumentos de viento como el airecillo en la balsa con agujero que se hunde, instrumentos de cuerda como las fronteras, instrumentos de percusión como el chasquido de la cabeza que se fríe en la jodida silla eléctrica.

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