GAZA

Has visto el campo cubierto de amapolas
Has visto los olivos y su verde fruto
Has visto las abejas danzar sobre los higos
Has visto caer las bombas
Como un granizo que rompe
¿Has visto?
En la misma tierra en que nacen las flores
los niños se entierran.

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KOSOVO

Recuerdo la imagen de los soldados adentrándose en Kosovo,
su sonrisa arcaica,
sus ojos almendrados por el odio,
la costra de la almendra dura,
comprimida,
arrugada.

Recuerdo a los soldados adentrándose en Kosovo,
las corbatas de Carrascal,
la insensatez de la ONU,
el odio,
y los ojos exaltados.

De nuevo la colmena de cuerpos sobre un panal de barro,
de nuevo alambradas,
cadenas y gatillos,
de nuevo lo viejo,
de nuevo la religión como castigo.

Recuerdo la imagen de los soldados de Milošević por la noche,
por la mañana
y al medio día.
Las orugas de sus tanques
grabando su huella sobre la tierra,
al igual que sus dedos lo hicieron
sobre la piel de las jóvenes Albanas.

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LOVE

Soy la bala que mató a Bin Laden oxidándose en el fondo del Océano Atlántico con la palabra love grabada sobre el latón que envuelve mi plomo.
La misma que acabó en el cuerpo de Muamar Gadafi, creando sobre su abdomen un punto de fuga, una mirilla al futuro de Libia en el centro de su cabeza.
La que terminó con los saludos de JFK, arrancándole de golpe [casi sin despeinarle] la careta que escondía su verdadero rostro.
La misma que explotó la burbuja europea, dejándoos a todos la cara de un niño con un globo pinchado.
Soy el germen de la codicia y la soberbia.
Soy el amor en la carcasa de una bala del calibre 22,
en el estribillo orgánico de una canción de los Smiths,
en el injerto de cerezo sobre la rama de un olivo, paz y corazón, nutriéndose por una misma raíz,
de una misma tierra.
Como un beso húmedo en una tarde de lluvia
que empieza suave
y acaba impregnándolo todo.