LAS GUERRILLERAS NECESITAN UN DESCANSO
Las guerrilleras necesitan un descanso
en ese espacio hecho con restos de pieles
muertas las ganas de vivir
luchando contra las máscaras
Y aparecen las imágenes de muecas
en las mentes de las guerrilleras
Sucias las rodillas sucias las palmas
de las manos sucias
¡Las guerrilleras necesitan un descanso!
—gritan las guerrilleras mientras danzan
sobre la tierra seca y escondida
sobre los cuerpos humanos disfrazados
de hembras enemigas de machos
enemigos y las bolsas de plástico
rellenas de productos enlatados
de productos frescos son las piedras
que tiran en el camino hacia vaginas
de guerrilleras que no descansan
de guerrilleras que necesitan
un descanso y trabajan sin descanso
moliendo el tiempo con los pies
atados a la funda nórdica El descanso
no el desfallecimiento
El descanso de la guerrillera
parar lo que gira con el botón
del hartazgo y la decisión
de detener el mundo sin bajarse
y descansar con un grito tan alto
que no puedan oírlo más
que las perras que duermen
porque vibra el vaso de agua
que hay en todas sus mesillas.
**
QUÉ MIEDO
Qué egoísta soy con la muerte
de los otros pienso mientras miro
los restos que dejaron las gotas
en mi ventana Muchos se están
muriendo ahora y yo sufro
por dejar bien colocados los tenedores
Es fundamental que haya
algo de chocolate en el armario
Cuanto más lejos menos miedo
Cuanto más difiere el paisaje
menos miedo Si los muertos
hablaban otro idioma
menos miedo Si no huelen
menos miedo No se muere
la gente de verdad para mi piel
Qué egoísta soy con la muerte
de los otros Si no los he visto
nunca menos miedo menos miedo
si no son familiares de nadie
que conozca menos miedo
si no son niños si no tienen
la edad de mi hijo menos miedo
Si no veo su foto menos miedo
menos miedo si son varones
de mediana edad si son de Yemen
menos miedo menos miedo
si son de Siria o Palestina
Qué egoísta soy con la muerte
de los otros Qué miedo
**
HISTORIA DE AMOR OCCIDENTAL Y DESARROLLADA EN TRES ACTOS
I.
¿Se pueden decir marcas en los textos desmembrados?
Nacen enfermos de las despensas llenas de alimentos
con fechas de caducidad ya inútiles.
Las personas manipulan de manera sencilla y eficaz
a los recién nacidos. El bote amarillo de Nesquick
repleto de balletas azules. Tus manos largas
limpian los fogones. Ya nos vamos. Huimos
de la casa en la que no se temen los desconchones
ni las estrías. Comemos mal. Follamos mal. Nos amamos mal.
Regresamos a la ciudad que no nos espera. Ya hemos caducado
aquí. Te empeñas en soltarme en las aceras a salvo de los automóviles.
Sin embargo, yo quiero morir en los brazos de un anciano prematuro
esta noche. Lavo la ropa azul. Lavo los metales que detectan
la tristeza e mi lengua solitaria de tierra. La morgue
de espera es un saludo a mis vecinos. Cruzar el umbral del ascensor.
Hacer la compra en un espacio apabullantemente sonoro.
Esos ojos que miran desde el hielo. Esperar es más lento
que una muerte lenta. Seguro. El dinero me procura profesionales
que me escupen mis errores. Quiero gritar al agua que me ahogue
virgen. Me creció el deseo por ti entre las piernas y me blindó
hasta tu regreso del trabajo. Es tan largo tu trabajo. No acaba nunca tu trabajo.
No acabas nunca. Se me blindan las palabras y las manos. Las personas
amamantan a los recién nacidos como si fuera fácil. Se limpian
los labios de leche, de semen con toallitas húmedas, del sudor que dejan
en la pantalla al hablar por teléfono, de los virus informáticos.
Tres adolescentes sentados en la boca del metro chatean unos junto a otros.
Te amo tanto dice él. Pero voy a abandonarte ahora mismo. Lloran.
II.
¿Puedes escribir hoy tú por mí los daños que me hago en esta casa blanca?
Brilla. El llanto es como una fiesta. El miedo a las batas azules y a los calcetines
se adentra como tu polla en mi vientre vacío. Cuántas veces habré parido
ya tu nombre manchado de gasolina. La excitación de dilatarme
hasta que quepa tu cuerpo dentro. Romperme la planta
de los pies con la carga que supones. El asfalto. Tantas veces me quemó
el asfalto que ya no siento el dolor del color negro. Te suelto en una casa
con un patio antiguo. Es una ruina todo lo que nos queda, pero puedo
besarte todo el cuerpo mientras llueve. Te lamo como si fueras un cachorro
sabiendo que algún día estarás limpio y querrás un coche para volver
allá donde se supone que nos corresponde hacernos viejos. De pie
planeamos nuestra inevitable separación. Tumbados en la cama
deshecha observé el final que llegó hace tiempo. Las visiones de los enfermos
no tienen mérito en una ciudad de muertos. De vuelta al sanatorio
vuelvo a empezar. Espero tu regreso con las piernas atadas y la boca.
Es tan largo tu trabajo. No acaba nunca tu trabajo. No acabas nunca.
Nunca. Nunca te dejaré, lo prometo dijo él, pero ahora tengo que abandonarte.
III.
¿Acaso puedes entender el amor sin decir ni una sola palabra?
Todo suena. El silencio del campo supone una atracción turística.
Volver al centro comercial es regresar a lugar seguro.
La guerra termina en la tienda de zapatos con nombre morado.
La pasión no surge en los colchones del IKEA. ¿Se pueden decir marcas
En los textos desmembrados?, ¿en los textos enfermos?
Tanto ruido entre los cuerpos. El aire sucio cuando nos besamos.
Recoge mis botas del suelo y sigue mis huellas por el parqué.
No funcionó está estrategia fuera de la arena. Perdiste
mi rastro, el olor a hembra encelada, la saliva de mi lenguaje
puerco en busca de tu carne y de la exquisitez de tus ojos.
No entendíamos lo que reclamábamos. ¡Hace tanto ruido!
Las tiendas de ropa nos roban el olor de las axilas.
Todo huele a tantos. Todo suena tanto. ¿Tantos tienen todo?
Arrastro los pies por las calles en las que me soltaste.
Vago como una transeúnte que se niega a cruzar
al otro lado. No practico el rito fúnebre de poner el mantel
sobre la mesa. Solo cubro lo imprescindible y aun así
siento dolor al desnudarme lejos del cordón de los adornos
de los ancianos muertos, de los países muertos, de los ritos
muertos. Te lo juro. Siempre, siempre, siempre, siempre
dijo él. No volvió jamás. Por mucho que se lo repitan
es incapaz de soñar con enfermeras.