LAURA ANTILLANO

MUÑECAS

Detrás del velo
el movimiento tenue de los labios,
sus ojos oscuros
revelan profundidades
insondables.
En
un lejano lugar
de arena,
se entrena a las niñas
para que no jueguen a las muñecas.

La razón:
Un cielo
de pájaros
metálicos
lanza bombas incendiarias
disfrazadas
de tiernas muñecas.

Las niñas
con apenas ojos y dedos descubiertos,
ven caer,
con deseo,
a las muñecas
en el desierto,
y con ánimo estoico
se obligan
a renunciar
a la breve historia
de
jugar a
ser mamás
mientras,
en largas noches,
escuchando
los bombarderos
a través del
viento helado del desierto,
sueñan
con sus cuerpos
despezados
como
muñecas
rotas
en medio
de la arena
levantada
por la ventisca.

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