JOSE MARÍA GARCÍA LINARES

SILENCIOSAMENTE

Silenciosamente,
sin quejas, sin dolor en las palabras, con el fuego
en donde prende la desidia,
así bordas la penuria del invierno,
con la aguja del aguante, con ovillos del calor
de aquel verano para no dejar puntadas
a la escarcha.

Hace tiempo que no somos ese sueño electrizante
en el que bocas, manos y miradas
cantaban con colores un tesoro descubierto en el futuro,
un secreto con el que escribir el viento prisionero
en los cabellos sueltos de la edad fecunda.

Sentado en la butaca el tiempo se asemeja a la distancia,
a un cometa alucinado con recuerdos del origen
en busca de un planeta a quien contarle
que el Big Bang no era más que una lejana noche
entre dos cuerpos inocentes
que creyeron en bolsones, en partículas,
en dioses infinitos como el tiempo o el amor,
cuando aún no se han sentado en la butaca.

¿Recuerdas esa música azabache en el aroma de la lluvia
aquella madrugada en un sofá maltrecho
de tanto hacer posible el resplandor y la belleza?
¿Aquellos posos de café con que leímos la mañana,
tan lejos ya de soledades
y de paraísos de cartón-piedra?
Como la mariposa hace del viento su caricia,
así hiciste de mí ola de mar, salitre hirviente,
lapa adherida a la elegancia de tus vientos…

Hace tiempo que no somos ese sueño,
pero aunque a nuestro alrededor
haya pétalos marchitos
como un verso desahuciado por un banco,
tu raíz, que atraviesa mi raíz,
es tallo, es rama, es luz brotando en la llovizna,
verbo, nube de menta y primavera en nuestra casa.

Silenciosamente,
como la rosa florecida en la costumbre,
plantamos cara a los destellos del olvido,
al desgarrón de las semanas mal pagadas,
a la pérdida de luz en el amanecer de nuestros días.

Vivimos así, con este amor real, con este ser real
a punto de venirse abajo,
cosechando con las manos
un racimo digno, una esperanza
nacida en los resquicios imposibles
de los muros injustos con los que la mentira
dibuja el mundo de los privilegiados.

Puntada tras puntada, madeja tras madeja,
haciendo del abrazo báculo mesiánico,
hoja de ruta en las bursátiles tormentas,
porque aunque haga tanto tiempo y tanta historia,
aunque la escarcha aceche al amor en la ventana,
es con el recuerdo del calor de aquel verano
con lo que construimos el futuro,
el porvenir,
nuestro presente en resistencia.


**


DEBATE DEL ESTADO DE LA NACIÓN

La bravura es esa gota
que enciende tus pupilas en la noche
con la antorcha milenaria del guerrero.
No hay cabida para el miedo,
ni para la palabra desencanto.
Nos acecha el enemigo, lo sabemos,
como sabes que contigo estoy a salvo.
Vienen bien armados con mentiras,
quieren nuestro cuerpo en propiedad,
nuestro sueño en un mañana esplendoroso
caminando libres por la orilla.

La bravura es esa gota,
esa palabra que susurras
cada vez que tiembla el mundo
levantado honestamente,
día a día, con tus manos,
beso a beso,
contra el aire huracanado del hastío.

Bebamos de ella para amarnos
y plantarle cara a la derrota.


**


UTILIDAD

Nos han arrebatado la quietud,
el vuelo de los ojos sobre el mar,
la tarde anaranjada en una taza de café,
el paso lento y delicioso del otoño,
las horas sin reloj
en el silencio sosegado de la vida.

No somos capaces de saber
en qué momento nos perdimos,
cuándo dejamos de ser
aquel ardor capaz de leer el mundo,
de aprehenderlo, de salvarlo,
y cuándo comenzamos
a mudar la piel de nuestros nombres,
a transformarnos en materia pura,
a despertar una mañana
convertidos en un número,
en la sombra entristecida de un deseo.

Pretendo resistir, pretendes respirar
pero caemos aplastados nuevamente
en la contradicción
de querer volar y temer el viento
y así la fuerza va apagándose,
el ímpetu se arruga,
la voz no es más que el eco del fracaso.

No sabemos con certeza
si esta vida y sus certezas son las nuestras,
si vendimos nuestros sueños una noche,
si nuestra libertad valía tan poco
que no nos mereció la pena dar batalla
y, sin embargo, es evidente
que accedimos a jugar
y que es el juego la derrota.

Los días se han tornado de cartón,
los amigos son perfiles muy lejanos,
la verdad es un discurso sospechoso,
fragmentario, como un verso en colisión
con un espejo a plazo fijo.

Han hecho de tu vida y de la mía
una vida a bajo coste.
Han hecho del azul del cielo
un dato pixelado (pues ni es cielo ni es azul),
de las palabras una trampa
para engañarnos con palabras,
de la memoria un libro con esquemas
y resúmenes infieles del dolor.

Los niños juegan en los escaparates
de presentes y futuras inversiones
y los viejos son sobrantes malolientes
sin posibilidad de reciclaje.
El tiempo tiene precio y el espacio
ha perdido su poética, enterrado
bajo el suelo financiero de países
que comercian con las armas y la paz,
y así cualquier brazo que toco es una cosa,
cualquier rostro que pienso es una cosa,
cualquier miedo que siento es una cosa.

Tan sólo cuando cierras y te acercas
y dejas el llavero en la bandeja
la vida se suaviza
y se descorcha la alegría,
vuelve la calma de la lluvia
a la pupila tibia de la noche
y las voces de los libros se derraman
por el universo
de nuestro sillón de orejas.

Sólo entonces es posible no pensar
para qué sirven los besos,
para qué sirven tus manos,
para qué sirven mis versos

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